Piura: La segunda región con más casos de trata solo tiene dos fiscales y no cuenta con centro de acogida para las víctimas

Es domingo y son las 10 de la mañana en el centro poblado Malingas, del distrito de Tambogrande, en la región Piura. El sol brilla con toda su fuerza, los mototaxistas se resguardan bajo la sombra de su paradero, los quioscos, farmacias y tiendas de fertilizantes esperan a los clientes. Un grupo de mujeres pega carteles en algunos locales y un grupo de niños uniformados prepara una exposición para la asignatura de un curso frente a su colegio.

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En medio del movimiento, una motocicleta con dos personas se detiene, saca un parlante y reproduce un aviso a todo volumen. Es una emisora móvil: “Se solicita dos señoritas con experiencia para atención al público, turno mañana y tarde, cualquier información a este número…”. El mensaje se repite dos veces, la motocicleta se va y el movimiento continúa. Los mototaxistas se van veloces, los locales siguen abiertos, las señoras terminan de pegar los carteles y los niños continúan ensayando.

El anuncio a todo volumen era una forma de captación para la trata de personas, un delito cuyas víctimas suelen sufrir en silencio. Solo en 2024, el Ministerio Público registró 2,058 casos a nivel nacional. Esta información corresponde a 14 fiscalías especializadas del país: 4 en Lima y 10 distribuidas en distintas regiones. Piura es la región que concentra el mayor número de casos de trata después de Lima, la capital.

Tambogrande: bares, cantinas y minería informal

Tambogrande es uno de los diez distritos de la provincia de Piura, conocido como la tierra del mango y el limón. Con una población de más de 119 mil habitantes, su principal actividad económica es el agro, aunque en los últimos años la minería informal ha empezado a abrirse paso, generando tensiones y riesgos para la agricultura y la seguridad de sus habitantes

Esa mañana llegamos a Malingas, centro poblado de Tambogrande, para acompañar a la Red de Mujeres de este distrito en una de sus intervenciones preventivas contra la trata de personas. La misión era sencilla pero crucial: sensibilizar a la mayor cantidad posible de vecinos con una breve charla y, después, colocar carteles con los números de la línea 1818, en la que se puede denunciar casos de trata de personas, y de la comisaría de Tambogrande.

Miriam Álvarez, vicepresidenta de la Red, comenta que realizan estas campañas de concientización una vez al mes en las zonas más alejadas del distrito. Su labor es urgente, pues la red que integra es uno de los canales de apoyo que tienen las mujeres de Tambogrande que no se atreven a denunciar los casos de trata.

“Las jóvenes desaparecen y cuando las encuentran, vienen transformadas psicológicamente por el trato que han llevado, porque aquí las llevaron con engaños a hacer labores de trabajos sexuales, son explotadas, maltratadas y cuando regresan a sus hogares ya no son las mismas”, relata Mriam.

La situación socioeconómica en Tambogrande se agrava por su cercanía a la frontera con Ecuador, un factor que aumenta la vulnerabilidad de su gente. En medio de esa realidad, bares y locales clandestinos funcionan como focos de explotación sexual de menores y mujeres jóvenes.

Tambogrande merece una atención especial porque aquí existe un factor determinante que es la minería informal, que viene generando condiciones para que se den nichos en donde se incremente el número de víctimas de trata con la proliferación de bares y cantinas”, explica Claribel Mauricio, especialista del Centro Ideas.

No es raro encontrar falsas ofertas de empleo en las calles, en redes sociales o incluso en los parlantes móviles que recorren los caseríos más apartados, como aquel que escuchamos esta mañana. Con engaños, muchas víctimas de trata terminan allí, atrapadas en un ciclo que se ha repetido tantas veces que, tristemente, parece haberse normalizado.

La minería informal ha generado la aparición de bares y cantinas en este centro poblado. “Cuando pensamos en una víctima de trata, nos la imaginamos físicamente encadenada, encarcelada, sin contacto físico con ninguna otra persona. Y este tipo de trata sí existe, pero no es tan frecuente”, explica Omayra Feijó, coordinadora del proyecto “Tu vida no tiene precio, denuncia la trata”.

“Lo que sí es frecuente es la víctima real, la que vemos constantemente día a día. La niña que en la mañana va a estudiar y en la noche se va a un bar a vender cervezas o a tomar con personas adultas, regresa a dormir a su casa y vuelve a su colegio al día siguiente, es una víctima real. No la vemos porque lo hemos normalizado”.

Piura, la segunda región con más casos de trata

Con la creación de la Fiscalía Especializada en Trata de Personas (FISTRAP) en Piura, se empezaron a registrar más casos en los últimos cinco años. Desde su instalación en diciembre de 2020 y el inicio de funciones en enero de 2021, se registraron 75 casos de trata en su primer año; en 2022 la cifra subió a 86, en 2023 alcanzó los 143 casos.

Al cierre de 2024, la fiscalía especializada de Piura reportó 218 investigaciones de trata de personas, equivalente al 15,7% de los casosl registrados por las 10 fiscalías especializadas en diversas regiones, sin contar Lima. La cifra superó a Puno con el 13,9% (193), Madre de Dios con el 13,8% (191), Arequipa 13,4% (186) y Tumbes con 12,4% (172).

Información recopilada de Convoca.pe

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